jueves, 19 de noviembre de 2009

¡ATENTADO A LA FILOSOFIA!

Por
Astrid Duque


La sociedad actual podría denominarse la sociedad del "respeto a los principios". Cada quien vela por que se le respeten los propios, la cultura impone como valor fundamental la exaltación de la "tolerancia" que difunde a toda costa el respeto al "libre pensamiento". Muchos son quienes exigen respeto a sus ideologías y principios. Cualquiera que en sus declaraciones parezca mostrarse muy radical o tajante puede estar incurriendo en una severa agresión contra la manera de pensar de quienes piensan distinto y puede estar atentando contra sus principios. Pero en todo esto, ¿Quien se preocupa por defender a la filosofía? Y es que la que inició siendo la "madre de todas las ciencias" viene sufriendo en los últimos tiempos un grave atentado, se está atentando contra sus principios.

Revisando la historia de la filosofía, podemos descubrir que esta surge teniendo como objeto fundamental la búsqueda de la verdad, llegar a través de la explicación de un sin número de "por qués" al conocimiento pleno de la misma. Esta es la tarea que ocupó la reflexión de muchos filósofos a través de largos años. Pero es con la introducción del pensamiento relativista, que el objeto de la filosofía comienza a estar en peligro. ¿Hacia donde camina la filosofía en una sociedad que afirma que no existe una verdad, sino que pueden existir muchas verdades con respecto de las mismas cosas?, En este contexto, ¿Es posible conocer la verdad? Y si es que el hombre la conoce, ¿Cómo identificar si es solo "su" verdad o "la" verdad? ¿No estará la filosofía de la actualidad retrocediendo al relativismo de los sofistas?

El relativismo afirma que la verdad depende de la influencia de elementos físicos, psicológicos, o culturales, en las creencias de las personas; de la observación de las muchas ideas o concepciones que tienen los distintos grupos o culturas o de la observación del cambio de ideas a través del tiempo. Esto nos lleva a deducir que lo que para un individuo puede ser considerado verdadero, para otro, que pertenezca a un contexto social diferente, que tenga diferentes creencias o que haya sido influenciado por diferentes elementos, el mismo concepto puede ser totalmente falso y contrario a la verdad.

Si partimos de esto, entonces diríamos que no se puede determinar cual es la verdad, mi verdad puede ser mentira para otros, y entonces mi verdad no es verdad, pues para otros es mentira. Y si no existe la verdad, ¿De que se ocupa la filosofía? Si no se puede conocer la verdad, el objetivo de la filosofía no tiene razón de ser, estaríamos hablando de un saber subjetivo y reducido a la reflexión personal pero sin ningún valor social.

Si entendemos la verdad como aquello que se identifica y corresponde a la idea del bien, pero el bien es algo relativo, entonces el ser humano estaría incapacitado para llegar al conocimiento de la verdad, y en todo caso, no podría verificar si el conocimiento adquirido es verdadero.

Es por esto, que posturas relativistas, que nieguen la existencia de principios absolutos y universales, de un bien que sea el mismo para todos, y que sea el paradigma para determinar qué es lo verdadero, en lugar de dar “libertad de pensamiento” encierran al hombre en sus propios razonamientos y atentan contra la naturaleza para la cual surge la filosofía, llegar al conocimiento de la verdad. Si no existe la verdad, ¿Para que existe la filosofía? Al negar su existencia, simplemente se esta incurriendo en un atentado grave contra la razon de ser de la filosofia.

FILOSOFIA Y LA CIENCIA. Alma Carvajal



La filosofía y la ciencia tienen mucha relación porque así como la filosofía es amor por la sabiduría y nos cuestionamos el porqué de las cosas, la ciencia es la que nos da esas respuestas con explicaciones verídicas y utilizando siempre la razón y como lo dice Thomas Kunh “la ciencia es un producto histórico social” con esta afirmación podemos decir que así como la filosofía no nació 20 o 30 años antes, la ciencia tampoco, si no que hace muchísimos años desde que nace la necesidad de comprobar el porqué de las cosas , y que no es de unos cuantos humanos quien la utiliza, si no que todos los seres humanos nos vemos involucrados en ella. Pero Thomas Kunh también nos da su aporte de cómo la ciencia concibe la filosofía “Hay que replantearse una visión idílica de la ciencia que la identifica con un saber eterno y atemporal, con esa imagen clásica de la ciencia que la concibe como la disciplina que atesora la verdad”.
Y tomo como referente este texto de la unidad tres semana 7 donde nos muestra la “necesidad mutua entre ciencia y filosofía. La filosofía actúa como distancia crítica, de algún modo innovadora, reconduce las perspectivas bilaterales de la investigación, reorganiza las piezas fundamentales, pudiendo arrojar alguna luz, en ese sentido la filosofía es siempre necesaria, imprescindible para la ciencia, en la medida en que el científico se eleva por un lado a analizar los supuestos teóricos en los que se está moviendo, y por otro lado a querer integrar su propia investigación en la unidad del saber, acaba haciendo filosofía aunque no se dé cuenta, aunque haya partido del ámbito de una ciencia determinada. Visto desde la otra parte, el filósofo necesita de la ciencia y la contrastación, de algún modo de saber si sus hipótesis, sus totalizaciones, tienen algún grado de validez, si no, sólo tienen una coherencia interna; si no, se trata de una racionalización. La racionalización tiene la apariencia de la racionalidad; pero excluye, rechaza hechos, no resiste la contrastación con todos los hechos que se tienen a la mano, tiene sólo una coherencia interna pero no una correspondencia con los hechos, tiene sólo la fachada de la racionalidad”. Entonces para ser científicos o filósofos no necesitamos estudiar en una gran universidad, a través de la vida y de la constante búsqueda de la verdad nos vamos haciendo y como también lo dice Galileo Galilei refiriéndose a los científicos o filósofos “me parece que aquellos que solo se basan en argumentos de autoridad para mantener sus afirmaciones, sin buscar razones que la apoyen, actúan de forma absurda. Desearía cuestionar libremente sin adulaciones. Así se comporta aquel que persigue la verdad”.
En conclusión se necesita tanto de la filosofía, como de la ciencia para la búsqueda de la verdad.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

NACIMIENTO DE LA FILOSOFIA. alma carvajal


La filosofía no nació hace 20 0 30 años por el contrario hace millones de años, donde el hombre empieza a tener razón y a preguntarse de ¿dónde viene? ¿Para donde va? ¿Cual es su objetivo en esta vida?... un montón de preguntas que lo llevan a darle respuestas y a buscar la verdad. Por esto le dan el significado de “amor por la sabiduría” buscando el conocimiento, la verdad de la existencia y de la cosas.
El origen de la filosofía aparece con unas condiciones geográficas, sociales, culturales económicas y políticas en las geográficas con escaza riqueza agrícola, fácil acceso a los mares, intercambio cultural, contacto con oriente próximo, riqueza del suelo limitada; en los sociales, sociedades rurales aristócratas y guerreras; en lo cultural muy crítica basándose en la religión mitología, dioses con forma humana, expresadas a través del mito, sin sistema educativo organizado, sin organización sacerdotal, sin libros sagrados; en lo económico con contacto con otras civilizaciones, trabajo realizado por esclavos, tiempo para conversar y reflexionar, tiempo de ocio, apertura del modo de pensar y en lo político libertad de expresión y de crítica, democracia, participación ciudades-estado . Las consecuencias se ven reflejadas en las nuevas experiencias sociales, artísticas y políticas, ya hay nuevas fronteras se relativizan creencias y formas de vida, surge la ideología de que la explicación del universo ha de basarse en la razón, desfase de los valores morales, la sabiduría tradicional se presenta como insuficiente, se relativizan creencias y formas de vida y además condicionan filosofar.
Después se pasa del mito al logos, comenzando con el mito donde la vida estaba regida por Ethos (normas de comportamiento moral) y el mito (relatos que intentan dar un explicación del universo), pasando al logos explicación racional de la realidad procediendo con método, explicación con causa-efecto, coherente y observable; pero no se deja por completo ni el mito ni el logos como estudio principal.

EL MITO.
No aporta pruebas no da razones. .
Elementos imaginarios no naturales.
Depende del capricho de los dioses.
Se explica el por qué de las cosas con el mito.

LOGOS
Aporta da razones.
Elementos naturales.
La razón es primordial.
Explica el por que la cosa con la razón.

martes, 17 de noviembre de 2009

FILOSOFÌA Y CIENCIA...¿DOS POLOS OPUESTOS? por Viviana Trujillo



La historia de la Filosofía tiene sus comienzos hace miles de años. Durante largo tiempo la Filosofía fue concebida como la teoría del pensamiento, la ciencia del pensar. Sin embargo, su rasgo básico fue la especulación, el asombro. En sus orígenes la ciencia y la filosofía constituían una sola cosa. Sólo la Filosofía abarcaba todo el saber y todo el contenido de lo que hoy llamamos ciencia.
La ciencia se dividía en el saber sobre el ser en cuanto tal y en géneros particulares del ser. Pero lo que movía al hombre a estudiar era el deseo de saber, de saber cómo son las cosas. La primera manera de saber es a través de la experiencia, pero el deseo de saber no se detiene allí, ya que el hombre pretende saber y conocer la esencia de las cosas, de por qué se desenvuelven de una manera y no de otra.
Las ciencias experimentales subrayan la necesidad de la experiencia sensible, pues las leyes de la naturaleza no se deducen de ciertos principios, sino que tienen que observarse de un modo sensible, aún utilizando la experiencia (método experimental).
La filosofía insiste en el método racional y en el uso del entendimiento, gracias al cual es posible captar las esencias, los primeros principios y las causas supremas que fundamentan el universo.

Para precisar una diferencia clara entre la filosofía y la ciencia, lo primordial es tener en cuenta que lo primero que salta a la vista no es una diferencia sino una semejanza, tanto la ciencia como la filosofía buscan dar respuesta a las preguntas suscitadas por la realidad. De hecho anteriormente, en sus orígenes, la filosofía y la ciencia estuvieron unidas y solo a lo largo del tiempo diferentes ramas de la ciencia, como la física, la química, y otras, se fueron independizando de su matiz filosófico.

En la actualidad la ciencia pretende explicar cómo están hechas las cosas y cómo funcionan, mientras que la filosofía se centra más bien en lo que esas cosas significan para nosotros.
La ciencia aspira conocer lo que hay y lo que sucede; la filosofía en cambio se pone a reflexionar sobre como cuenta para nosotros lo que sabemos que sucede y lo que hay.
La ciencia busca saberes y no meras suposiciones; la filosofía quiere saber lo que supone para nosotros el conjunto de nuestros saberes y si son verdaderos saberes o verdades disfrazadas. Porque la filosofía suele preguntarse cuestiones que para los científicos y la gente corriente, dan ya por supuestas o evidentes. Tomás Nagel, profesor de filosofía, dice: “La principal cuestión de la filosofía es aclarar cuestiones e ideas muy comunes que todos nosotros usamos cada día sin pensar en ellas”.
Cada ciencia estudia sus propios objetos por su causa o razones inmediatas, nos proporciona conocimientos sólo para determinadas esferas de la realidad. La filosofía, en cambio, estudia su objeto por las razones últimas o más generales. La filosofía traspasa los postulados científicos y llega a una visión coherente del universo por sus razones más profundas.

El objeto de la filosofía se diferencia del de las demás ciencias que estudian esferas concretas de la realidad; ¿en qué consiste esta diferencia?, la física, la mecánica, la biología y otras, estudian las llamadas leyes parciales, es decir las que explican el desarrollo de una parte determinada de los fenómenos de la naturaleza. La filosofía trata o estudia las leyes más generales, es decir, leyes que sirven de base al desarrollo de todos los fenómenos de la naturaleza y el pensamiento. La filosofía rige a todas las demás ciencias, porque fundamenta los principios de ellas.
Sin embargo, la Filosofía misma, no debe ser tenida como tan independiente de las ciencias, que no pueda recibir mucha ayuda de las experiencias científicas mismas y de las leyes estrictamente por las ciencias; pues las naturalezas de las cosas son determinadas por las propiedades y modos constantes de obrar de ellas, todo lo cual es propio de las ciencias. De donde las ciencias particulares y la Filosofía, no sólo no deben ser entre ellas enemigas o indiferentes, sino que deben procurar fomentar entre sí amistades muy estrechas.
En nuestra época, la Filosofía ha perdido parcelas de conocimiento a medida que la ciencia ha tomado cuerpo y se ha desarrollado en numerosas especialidades. Pero aún así siempre queda, y quizás quedará, un margen para especular y razonar sobre el sentido de la vida y del universo; y es en ese margen en que el pensamiento filosófico seguirá vigente.

La filosofía nació a raíz de un querer saber, para conocer al mundo según la necesidad, su totalidad, su esencia. Aunque la ciencia haya tomado tanta importancia en la vida del hombre, es indispensable también la filosofía en su vida, ambas brindan un servicio o más bien un medio para buscar la verdad, verdad que constituye el esclarecer dudas, el saber hacia dónde proceder y porqué.
Debemos considerar que la filosofía y ciencia no solo no se oponen, sino que se encuentran como dos extremos, como en dos polos entre los que se desarrolla todo el pensamiento racional de la humanidad. En nuestra vida cotidiana, profesional y personal es necesario entender que la filosofía es algo tan necesario como la ciencia, teniendo en cuenta que si la ciencia aporta grandes logros científicos, que mejoran la calidad de vida y la hacen cada vez más cómoda, la filosofía aporta razonamiento, reflexión, que mejora la calidad de personas, ambas se complementan y pues tienen como objetivo el descubrimiento de la verdad.

LA FILOSOFÌA Y SU IMPORTANCIA EN LA VIDA por Viviana Trujillo






La filosofía es el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje. La filosofía se distingue de otras maneras de abordar estos problemas por su método crítico y generalmente sistemático, así como por su énfasis en los argumentos racionales. La filosofía es amor a la sabiduría, y la sabiduría es una habilidad que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento. Ahora, digamos que se dan tres niveles distintos de entendimiento:
1. La información: que nos presenta los hechos y los mecanismos primarios de lo que sucede.
2. el conocimiento: que reflexiona sobre la información recibida, jerarquiza su importancia significativa y busca principios generales para ordenarla.
3. la sabiduría: que vincula el conocimiento con las opciones vitales o valores que podemos elegir, intentando establecer cómo vivir mejor de acuerdo con lo que sabemos.
Creo que la ciencia se mueve más entre el 1 y 2, mientras que la filosofía opera entre el 2 y 3. De modo que no hay información propiamente filosófica, pero si hay conocimiento filosófico.
La filosofía nos invita e incita al pensamiento, ¿pero cuál es el sentido de este?, ¿hasta dónde puede llegar?, ¿cómo saber para qué? ¿Qué importancia puede tener?
Si se quieren resumir todos los reproches contra la filosofía, podríamos resumirlos en cuatro palabras: “no sirve para nada”.
Para la sociedad actual los que verdaderamente tienen la última palabra en todo lo concerniente al mundo y la sociedad son los científicos, de ellos se recibe información comprobable y verídica que solo tiene un único resultado.
Para algunos los filósofos se empeñan en hablar acerca de lo que no saben, y ¿Si éstos no saben entonces para que escucharlos? Lo que se tiene que hacer es aprender de los que si saben, y más hoy en día cuando la ciencia ha adelantado tanto, y a encontrado soluciones a tantas enfermedades y ha inventado tantas aparatos útiles. Así pues en la época actual de los grandes descubrimientos técnicos, en reino del internet y la tv digital, ¿Qué información podríamos recibir útil de la filosofía?
Lo que hoy en día nos informa, son los medios de comunicación, la prensa, la televisión, la internet, nos informan acerca de las noticias y acontecimientos mas relevantes del mundo, pero no nos ofrecen información filosófica, porque así como dijo Ortega: “la filosofía es incompatible con las noticias y la información está hecha de noticias”
Ahora bien, ¿es información lo único que buscamos para entendernos mejor entre nosotros mismos?
Cada vez que vemos una noticia, en el periódico o en la tv, de que ocurrió una masacre en la cual murieron x número de personas, acabada de recibir la información indagamos un poco entre nosotros mismos, buscando una respuesta de que debemos pensar nosotros ante aquel suceso. Buscando opiniones no falta quien diga, ¡en qué mundo vivimos! Y nosotros con las mismas palabras pero con otra exclamación podremos preguntarnos… ¿en qué mundo vivimos?
Y es ahí cuando nos damos cuenta que no existe respuesta científica para esa pregunta, porque no nos conformaremos con escuchar que, vivimos en el planeta tierra, o que vivimos en un mundo injusto, o que lo que ocurre en el mundo es la voluntad de Dios; en pocas palabras, no queremos más información de lo que pasa, sino queremos saber el significado de esa información, queremos saber cómo debemos actuar ante ella, como podemos interpretarla y relacionarla con otras informaciones. Estas son precisamente las preguntas a las que atiende la filosofía.
La filosofía al contrario de la ciencia, nos lleva a dar respuesta desde lo que acontece, hasta lo que somos nosotros y luego a lo que es la realidad toda para retornar de nuevo a la información que acontece.
Así pues, será el ángulo de consideración lo que podemos llamar filosófico, y claro está que hay una perspectiva de entendimiento de cada cosa, no exclusivamente de la información.
En cualquier caso tanto la ciencia como la filosofía, contestan preguntas suscitadas por lo real. Pero a tales preguntas la ciencia brinda soluciones, anulando la posibilidad de la búsqueda de posibles respuestas diferentes; en cambio la filosofía brinda respuestas, las cuales no anulan la pregunta pero nos permite convivir con esas respuestas, aunque nos sigamos planteando la pregunta una y otra vez.
Las respuestas filosóficas no dan una solución concreta y definitiva a una pregunta, más bien la cultivan, dando la oportunidad de enriquecerla con nuevos conceptos.
En la vida cotidiana, en el trabajo, en el quehacer diario, es común encontrarnos con preguntas, inquietudes y dificultades que nos piden una respuesta, tal vez no inmediata pero si tranquilizante, que pueda aplacar un poco las preocupaciones diarias. Existen asuntos diarios que nos preocupan por uno u otro motivo y que sabemos claramente que no van a desaparecer, pero con ayuda, con reflexión podemos hacer que éstos adquieran una presencia menos preocupante.
La vida cotidiana presenta una serie de constantes. El inicio de cada día trae consigo un conjunto más o menos diario de acciones, levantarnos, ducharnos, desayunar, lo que da paso a otra serie de actividades, el trabajo, las tareas de la casa, entre otras. De modo que la vida diaria de cada uno está constituida por un conjunto de rutinas y lugares comunes. Que así sean es distinto de que tengan que ser algo monótonas. Teniendo en cuenta esto, ¿cabe filosofar en la vida cotidiana, aun sabiendo que cada día trae consigo sus afanes?
Si, si cabe de hecho lo hace casi que a diario. Al plantearnos interrogantes, y no hablo precisamente de grandes interrogantes, comunes lo mas usual es contar con alguien para compartir aquello que nos agobia y para lo cual tenemos pensado algo, pues bien esa comunicación conlleva necesariamente a una reflexión, a una búsqueda lógica de una respuesta. Cuando planeo mi vida cuando realizo el ejercicio de pensar en lo que debo hacer, cuando me cuestiono acerca de lo que estoy haciendo, ahí precisamente estoy filosofando, por que si quiero, estimar más mi vida he de empezar por examinarla, por reflexionar sobre ella, para así empezando a conocerme mejor a mi mismo proseguir, que no significa seguir igual que antes.

ACERCA DE LA FILOSOFIA - POR EXON VILLALOBOS


El hombre desde sus inicios siempre ha tenido el deseo de saber, de donde proviene y de cuestionarse sobre las cosas que hay a su alrededor. La filosofía podría definirse como el amor por la sabiduría, como la ciencia que estudia los primeros principios o causas supremas a la luz de la razón, también estudia todas las cosas físicas y no físicas, por lo tanto es una ciencia universal.
El objeto de estudio de la filosofía no es nada más que estudiar, conocer y profundizar el pensamiento humano. Así como también poder entender porque los humanos piensan, como piensan y razonan. La filosofía es un saber que se ocupa teóricamente del ente en cuanto ente y de las propiedades que como tal le son propias.

La filosofía se caracteriza por ser una visión totalizadora de la realidad que a diferencia de la ciencia parte de lo universal para llegar al conocimiento de lo particular. Todo ser humano es un filósofo porque posee una cosmovisión única, una forma de pensar que moldea su vida y orienta su destino, sólo que esa manera de ver las cosas no siempre es totalmente consciente. Hoy en día la filosofía ya no se trata de un tema exclusivo de grandes pensadores, sino que es una forma de conocimiento que en algunas escuelas ya empieza a descubrirse desde Jardín de Infantes. La filosofía proporciona la posibilidad de conocer todas las cosmovisiones que existen desde el principio de la historia de la humanidad y reconocer las extraordinarias similitudes entre todas ellas no obstante la diversidad de las culturas y sus diferentes procedencias distantes entre si.
Esa tendencia placentera que siente el hombre por descubrir verdades que trascienden lo cotidiano, es propia del ser humano, que necesita saber cosas nuevas por sobre todas las cosas.
Los grandes problemas que trata la filosofía requieren un abordaje lento y consciente, lo contrario de lo que nos obliga la vida mundana que es veloz y automática.


Salir de la vorágine cotidiana para introducirse en las aguas profundas del saber implica un cambio de actitud, un necesario desapego material que nos permita tomar distancia y vincularnos con algo que sea verdaderamente real y no efímero.

La filosofía se refiere a la comprensión del mundo, pero también bucea en las profundidades del si mismo, y no está limitada a los eruditos en la materia sino que ha adquirido la claridad necesaria como para que cualquier persona o niño, pueda entender y hasta atreverse a filosofar.

Es cierto que nuestra realidad es puro cambio, pero también es verdad que siempre hay algo esencial que permanece invariable y permanente en cada uno de nosotros, que es el modo particular de vivirlas experiencias.

LA EVOLUCION DEL CONCEPTO DE LA FILOSOFIA
Edad antigua: En la antigüedad designaba este concepto la totalidad del saber humano, cualquier esfuerzo del espíritu para ilustrarse.

Edad media: En la Edad Media se introdujo la distinción entre el saber racional y el saber revelado, de donde las dos grandes ramas de la Ciencia Medieval: la Filosofía (saber racional) y la Teología (saber revelado). La primera abarcaba la suma de conocimientos logrados con las solas fuerzas de la razón humana; la segunda, la Teología, se caracterizaba, y se caracteriza, por el desarrollo progresivo del contenido de la Revelación Divina, merced al concurso de la razón.

Edad moderna: El concepto de Filosofía sufrió una nueva profunda modificación. Debido al asombroso incremento que tuvieron las ciencias basadas en el cálculo y en la observación (ciencias matemáticas y ciencias de la naturaleza), acabaron éstas por desprenderse definitivamente del árbol añoso de la Filosofía, para formar ramas independientes del saber. De este modo la Filosofía hubo de ceñirse al estudio exclusivo de aquellas realidades que por su naturaleza trasciende la experiencia, sea interna (de la conciencia) que externa (de los sentidos).

FILOSOFIA Y CIENCIA - POR EXON VILLALOBOS

En sus orígenes la ciencia y la filosofía constituían una sola cosa. Sólo la Filosofía abarcaba todo el saber y todo el contenido de lo que hoy llamamos ciencia. La ciencia se dividía en el saber sobre el ser en cuanto tal y en géneros particulares del ser. Pero lo que movía al hombre a estudiar era el deseo de saber, de saber cómo son las cosas. La primera manera de saber es a través de la experiencia, pero el deseo de saber no se detiene allí, ya que el hombre pretende saber y conocer la esencia de las cosas, de por qué se desenvuelven de una manera y no de otra.La filosofía nació a raíz de un querer saber de este tipo, para conocer al mundo según la necesidad, su totalidad, su esencia.

Considerar a la ciencia como un saber no filosófico es un resultado de mucho tiempo, la ciencia moderna que hoy conocemos surgió entre los S. XVI y S. XVII separándose de la filosofía; y un rasgo del pensamiento moderno fue la intención de aproximar la filosofía y la ciencia. Fue en esta época de la historia cuando comenzaron a estructurase las ciencias naturales, entendidas como un sistema de conocimientos rigurosamente clasificado y verificado. El pensamiento moderno acabó convirtiendo a la filosofía en colaboradora de la ciencia. A partir de aquí fue frecuente que una misma persona reuniera la doble condición de científico y filósofo. Galileo y Newton son grandes ejemplos de este cambio, que alcanzó hasta la época contemporánea, como lo demuestra Bertrand Russell. Así se tiene que los dos factores más importantes de la ciencia moderna, fueron también dos de los temas filosóficos más apasionadamente discutidos, dando lugar inclusive a dos escuelas filosóficas de la Edad Moderna: el racionalismo, que se fundó en los aspectos lógico-racionales del conocimiento, y el empirismo, que afirmó la validez absoluta de la experiencia en el ámbito del conocimiento científico-filosófico.Filosofía y ciencia no solo no se oponen, sino que se encuentran como dos extremos, como en dos polos entre los que se desarrolla todo el pensamiento racional de la humanidad.

¿QUE CLASE DE CONOCIMIENTO ES LA CIENCIA?
Aquél que se encuentra lo más pegado a los hechos empíricos, aquellos enunciados que están más cerca de los hechos empíricos, que pueden verificarse a través de la
observación y de la experimentación, esos enunciados se tienen por científicos; cuanto más analíticos, más especializados, más pegados a los hechos, más científicos.

Mientras que en la línea opuesta a lo empírico, en la línea de una mayor
teoría o de una teoría de mayor alcance, más universal o menos particular, conforme va hacia interpretaciones más globales, hacia cuestionamientos teóricos de mayor alcance de los principios que regulan un mismo conocimiento; en esa línea se camina hacia planteamientos más filosóficos.

RELACIÓN DE LA FILOSOFÍA CON OTRAS CIENCIAS
En épocas primitivas, como ya está claro por lo dicho anteriormente, no se estudiaba sino una sola ciencia en filosofía, dividida en varias partes. No podía por tanto darse ningún problema acerca de la distribución y relación entre la filosofía y las otras ciencias. Pero en tiempos más recientes este problema es planteado con razón por todos, si se exceptúan los positivistas, ya que aquella distinción está fácilmente patente por razón del objeto formal "quod" o el objeto formal ''quo" de ambas disciplinas. Así pues, la Filosofía es la primera entre todas las ciencias humanas, ya porque las ciencias se especifican por su objeto formal, y el objeto formal de la Filosofía, las últimas y las más altas causas de las cesas, excede en mucho al objeto formal de las otras ciencias, esto es, a las explicaciones y motivos próximos de algunas cosas, ya porque ella misma es el fundamento y la cumbre de todas las ciencias.
Fundamento, porque la Filosofía ofrece a las ciencias todos sus presupuestos totalmente fundamentales, como la naturaleza de la capacidad cognoscitiva, las leyes lógicas por las que ella misma se rige, los principios primeros metafísicos, las nociones primeras, predicamentos, todos los cuales en la Filosofía se muestran o se demuestran.


DIFERENCIAS ENTRE FILOSOFIA Y CIENCIA
1. Cada ciencia estudia sus propios objetos por su causa o razones inmediatas, nos proporciona conocimientos sólo para determinadas esferas de la realidad. La filosofía, en cambio, estudia su objeto por las razones últimas o más generales. La filosofía traspasa los postulados científicos y llega a una visión coherente del universo por sus razones más profundas.

2. El objeto de la filosofía se diferencia del de las demás ciencias que estudian esferas concretas de la realidad; ¿en qué consiste esta diferencia?, la física, la mecánica, la biología y otras, estudian las llamadas leyes parciales, es decir las que explican el desarrollo de una parte determinada de los fenómenos de la naturaleza. La filosofía trata o estudia las leyes más generales, es decir, leyes que sirven de base al desarrollo de todos los fenómenos de la naturaleza y el pensamiento.
3. Las ciencias experimentales subrayan la necesidad de la experiencia sensible, pues las leyes de la naturaleza no se deducen de ciertos principios, sino que tienen que observarse de un modo sensible, aún utilizando la experiencia (método experimental)
La filosofía insiste en el método racional y en el uso del entendimiento, gracias al cual es posible captar las esencias, los primeros principios y las causas supremas que fundamentan el universo.


4. La filosofía, ciencia directriz.Se considera a la filosofía en una ciencia rectora, por dos razones:a. La filosofía rige a todas las demás ciencias, porque fundamenta los principios de ellas.b. La filosofía es ciencia rectora porque da pautas o normas que rigen la conducta humana, basándose en el análisis de la naturaleza del hombre y de sus exigencias.

5. Adquisición del conocimiento.
Podría confundirse la filosofía con otro saber que estudia la realidad universal por sus últimos principios: “El saber religioso”. Distínganse, sin embargo, por el medio de adquirirse ambos conocimientos, el saber religioso procede de la revelación y se adquiere por la fe, el saber filosófico ha de construirse con una concepción racional, objetiva y práctica de la realidad.

CONCLUSION
Las ciencias se desarrollaron aceleradamente, gracias a su carácter experimental y a su aplicación en otras áreas. En consecuencias, sus teorías aumentaron en número y cantidad. El conocimiento científico nos da explicaciones descriptivas de los fenómenos, mientras que el saber filosófico buscamos un sentido humano de las cosas. Ni la ciencia podría darnos de la realidad el sentido que necesitamos, ni la filosofía podría hacernos una explicación descriptiva y satisfactoria de aquella. Y como para ningún ser humano es posible vivir sin sentido alguno, entonces para toda persona es necesaria la filosofía.


Hemos de estudiar la filosofía no como la solución al problema o como la respuesta a las preguntas si no como estudio de las herramientas y los ladrillos que nos permitirán y ayudaran a construir nuestras propias respuestas, acordes con nuestras necesidades. Se tratara entonces, en todo momento de reflexionar sobre mis problemas personales, familiares y sociales, buscando como a demás de una solución practica, un sentido, un fundamento a esta solución que me permita verla no solo como útil o conveniente, sino también como satisfactoria a mis anhelos e ideales en la vida.

Entonces la ciencia y la filosofía tiene un fin común buscar respuestas a las preguntas y llegar a la verdad de las cosas para beneficio del ser humano, aunque al tergiversar la verdad se llega a resultados negativos o perjudiciales.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Humildad para llegar a la Verdad

Por

Astrid Duque Metrio

El filósofo es un incansable buscador de la verdad. Ya desde Sócrates se reconocía al filosófo cómo aquél que no se considera a sí mismo "sabio" sino que está en búsqueda de la sabiduría, del conocimiento, de la verdad. Grave error cometieron los sofistas al creerse poseedores del conocimiento y llamarse a sí mismos "sabios" y maestros de un saber acabado y con el cual incluso podían negociar.

El verdadero sabio, y por lo tanto el verdadero filósofo, es el que busca la verdad en su sentido más puro, esto quiere decir, que no la acomoda a su antojo o a sus intereses sino que busca mirar la verdad desde la perspectiva más objetiva, sin dejarse sesgar por los propios juicios, que pueden estar equivocados, sino buscando solo la verdad y nada más que la verdad.

El verdadero filósofo por tanto debe ser una persona humilde, es decir, que este en capacidad de "reconocer la propia ignorancia". Esta humildad le permitirá admitir la posibilidad de que razone de manera equivocada y de que sus juicios e interpretaciones pueden estar alejados de la verdad, pero esto no le quitará fuerzas para replantear sus ideas teniendo en cuenta que el tesoro al que debe abrazarse no es a "su" verdad, sino a "la" verdad.

La humildad también le será útil para saber reconocer en el otro aquel lado de la moneda que él no logra ver desde su perspectiva, y no creerse así dueño de la verdad. Es cierto que no todos miramos la realidad desde la misma ventana, sin embargo podríamos decir que esa es una de las mayores riquezas del conocimiento y la grandeza de esa única verdad que buscamos todos, que no puede ser abarcada ni definida por una sola persona, sino que se necesitan diferentes matices que pasados por el prisma de la recta razón nos lleven a aproximarnos a un conocimiento cada vez más claro La verdad.

El filósofo debe estar pues abierto a que cada quién desde sus características personales, desde su perspectiva ilumina la realidad y le aporta nuevas luces, y por lo tanto el verdadero filósofo debe saberse necesitado de otros, que lo saquen de la neblina de sus propias interpretaciones y le ayuden a ver la realidad con otros ojos, pues humildad es "andar en verdad".




domingo, 8 de noviembre de 2009

DEL MITO AL LOGOS Y UN POCO DE HISTORIA- POR EXON VILLALOBOS

El mito aparece como el resultado por un intento por comprender o acaso explicar los fenómenos de la naturaleza, se trata de elaboraciones colectivas o quizá proyecciones sublimadas de conflictos internos que acosaron la conciencia del hombre en la antigüedad.

¿Por qué interesarnos hoy en la mitología? Más allá de lo literario, lo estético e incluso, su aspecto lúdico, la mitología es una herramienta simbólica, una alegoría universal sin fecha de vencimiento. Así pues muchas historias mitológicas pueden ser un interesante punto de partida para abordar temáticas como la educación en valores, el autoconocimiento o las relaciones sociales, porque pueden promover climas de reflexión en los ámbitos más diversos.

Se suele hablar del origen de la filosofía griega como un paso del mito al logos, o sea de la interpretación religiosa a la interpretación racional. Sin embargo esta profunda mutación de la vida griega se realizo desde el suelo mismo de la historia concreta, desde el contacto inmediato del hombre con la realidad y con los otros hombres. Introducirse en la filosofía significa por lo mismo entrar en comunicación con los filósofos, entender su lenguaje, percibir los conocimientos reales-históricos que han mediatizado la reflexión y el saber del hombre.

Nadie llega a la filosofía por espontaneidad de su propia conciencia sin nexo con la comunidad pensante de la historia. “Las ideas de los grandes pensadores dependen, en cuanto a su contenido, de las ideas de los filósofos que vivieron siglos antes que ellos” (W. Cramer). Necesitamos la historia de las ideas para comprender el fundamento de nuestros conceptos. En ella y por ella se convierte la historia de la filosofía en una crítica de la razón humana históricamente cimentada.

No hay entonces manera de ingresar en la filosofía a no ser insertándose en el desarrollo de ella, admitiendo la influencia y la estimulación de los filósofos que la hacen, aprendiendo del diálogo racional y preparándose para el trabajo creador.

Al entrarnos a la historia de la filosofía, tendremos pues ocasión de volver al auténtico sentido y valor de nuestros instrumentos mentales, y esto con una profundidad acaso no igualadas en otras disciplinas. Se purificarán los conceptos, se encauzarán mejor los problemas, se abrirá el camino “a las cosas mismas”. La historia de la filosofía será así ella misma crítica del conocimiento y consiguientemente, filosofía en el pleno sentido de la palabra. Por lo tanto aprender y educarse en filosofía no significa recibir simplemente determinados contenidos teóricos sino asumir problemas y prepararse para responderlos de un modo original y creador. Es decir el filosofar como quehacer histórico del hombre implica un saber plantear problemas a la propia realidad en función de la autorrealización y auto liberación hombre y su mundo.

Las primitivas creencias de los griegos proceden de Edipo por conducto de los Fenicios. En Grecia transformaban las narraciones objetivas en imágenes tan vivas que se han hecho casi incomprensibles para nosotros. Grimm opina que “la mitología tiene su contenido histórico velado tras la fuerza imaginativa del lenguaje helénico”. Por lo tanto es imposible deslindar con claridad el terreno del mito del terreno de la filosofía, en la antigüedad.

Se puede decir que la filosofía surgió tanto en Grecia como en la india y Egipto, de un movimiento elitista llamado desmitificación, al pon3er en crisis la tradicional sabiduría mítica. Estas elites comenzaron a buscar lo esencial no ya en la historia de los dioses, sino en una situación primordial, en un comienzo absoluto que fuese la matriz del SER, su principio constitutivo.

La diferencia fundamental entre ambas formas de cosmovisión reside en el cuestionamiento lógico de la realidad. El mito no da razón de sus afirmaciones. El logos, como su mismo nombre lo indica es razón: prueba sus afirmaciones mediante deducciones metódicas más o menos rigurosas. El filósofo ya no se contenta con el pensamiento tradicional, sino que examina y prueba lo que por sí mismo debe ser tenido como verdadero. Esto es lo que el logos griego aporta al mito ancestral: un nuevo camino, más universal, racional y humano, para acercarse a la VERDAD.

En mi conclusión personal me gustaría hablar de Julio Verne pues se cuenta que cuando a la edad de once este se embarco como grumete a escondidas de sus padres en un barco que había de zarpar de Europa rumbo a las Indias. Su padre logro alcanzarlo antes de que el buque saliera y lo trato con tanta severidad que desde allí prometió que en adelante solo viajaría con la imaginación, esta misma lo llevo a crear sus primeras novelas como: cinco semanas en globo, viaje al centro de la tierra y de la tierra a luna. De esta forma podemos decir que este hombre imaginaba las aventuras de los hombres del futuro sin saber que lo que en la época era un mito iba a contrastar con la realidad de hoy, sus novelas llegan a la luna, viajan al fondo de los mares, vuelan alrededor de la tierra y viven en un satélite artificial.

sábado, 7 de noviembre de 2009

LOS MITOS COSMOGÓNICOS por Viviana Trujillo


Se llama mito a un suceso o relato histórico que intenta responder a algunos de los interrogantes del ser humano; de ahí que estos expliquen diversos misterios de la naturaleza, como la creación o el origen del mundo, entre otros temas.

Según Bronisław Kasper Malinowski, fundador de la antropología social, el mito "es una realidad originaria que responde a una necesidad religiosa, a aspiraciones morales, a imperativos de orden social". Es indudable que los primeros mitos tuvieron como principio la explicación de la naturaleza, porque muy seguramente al ser esto lo más grande e inexplicable conocido por el hombre, y el no saber mucho de ella, trajo consigo la necesidad de una explicación a cada elemento que la componía, de ahí que éstos ofrezcan una explicación del origen y la formación del mundo además, estos mitos son los más universalmente extendidos y de los que existe mayor cantidad.

Ahora teniendo en cuenta la teoría de Malinowski, su definición de mito responde a los mitos cosmogónicos porque de hecho podría decir estos sí responden a una necesidad religiosa, no solo de ahora, sino desde muchos años atrás, pero no todos los mitos conllevan a la religión.

Se conocen numerosas versiones de la creación o, como decían los egipcios, de la "primera vez del mundo". Cada centro religioso elaboró su propio mito, que hacía del dios principal, el protagonista del génesis, el gran demiurgo. Estos, ofrecían una visión integradora del mundo, aseguraban la tranquilidad psicológica de los partícipes en la creencia colectiva (facilitando el tránsito del estupor a la comprensión) y a la vez la elaboraban las señas de identidad necesarias para la vida en comunidad.

El pensamiento griego a la hora de formular su concepción sobre el origen del mundo, partió tanto del mito como de la ciencia. Así, a partir del mito surgieron toda una serie de relatos sobre dioses y héroes legendarios y, a partir de la ciencia, apareció la respuesta racional, ofrecida por filósofos como Tales de Mileto o Pitágoras. Para Tales el principio de todo era el agua, y afirmaba su teoría con el hecho de que el agua era el único elemento que se encontraba en los tres estados de la materia, más tarde los pitagóricos defendieron que el conocimiento de todas las cosas solo se podía lograr a través de las matemáticas, y para Platón el demiurgo, era la inteligencia que ordenaba todo el caos, dándole forma conforme a un plan. A medida que avanzaba el conocimiento griego la formulación de hipótesis te tornó más compleja, pero aún así, estas no daban respuesta al origen del universo.

La religión griega se basó sencillamente en la mitología, que se caracterizó por su talante condensado de diversas culturas. En esta religión politeísta cualquier fenómeno o elemento de la naturaleza era representado por divinidades con apariencia humana. Entre estas divinidades, que moraban en el monte Olimpo, se formaron complejas relaciones y vínculos que son la base de la mitología griega.

La mitología griega también recoge en sus relatos el origen del Mundo. Pero para el pensamiento religioso griego una cosmogonía suponía no solamente el origen de nuestro mundo físico, sino también el origen de los dioses, el origen del hombre y la organización social. La literatura griega proporcionó varios textos cosmogónicos entre ellos está la teogonía de Hesíodo.

Así dentro de la gran variedad de mitos de la creación, existe el mito romano, el mito escandinavo, el mito chino de la creación, el mito tibetano de la creación, la creación según los aborígenes australianos, mitos maya y azteca, el mito azteca de la creación, la creación según el popol vuh, mito cristiano de la creación entre otros.
Todos los mitos cosmogónicos poseen elementos comunes y diferentes, a demás de que cumplen la misma función, hay componentes que los dotan a todos ellos de unidad, como por ejemplo que todos hablan del origen del universo, y para eso mencionan que había antes.

Habitualmente el mito más importante en una cultura, el que llega a ser el modelo ejemplar de todos los demás mitos, es el mito cosmogónico o también mito cosmo-antropogónico y mitos de origen, que no es más que otra forma de diferenciar al origen como fundamento y como principio.

Los mitos de origen refieren a las prolongaciones de los mitos cosmogónicos, y relatan cómo el mundo ha sido modificado, enriquecido, etc.; es decir, da cuenta de los fenómenos del cosmos, de los seres y objetos que viven y existen en él, de los fenómenos sociales, políticos y económicos que acontecen entre los hombres.





Los mitos no solo tuvieron aplicabilidad en una época antigua, actualmente son esenciales dentro de la sociedad, como método educativo y como medio de crecimiento cultural.

Es interesante comentar la relación entre las divinidades y el ser humano, y notar como la mitología cosmogónica juega un papel fundamental en el hombre, y la estructura de la sociedad, a partir de sus diferentes credos. El hombre necesitó primero establecer una razón para la existencia de todo lo que lo rodeaba, antes que de sí mismo, y con ello solo pudo establecer que existe un ser que tuvo que haber creado todo, incluso al mismo hombre.

Herederos de una cultura occidental racionalista hemos considerado al mito como algo engañoso, falso y erróneo. Y sin embargo desde hace unos cuantos años algunos estudiosos han llegado a la misma conclusión a la que llegaron los pueblos primitivos; que los mitos son algo real e importante, son una historia sagrada tan real como la historia científica. Es la profundidad de la historia, del cosmos, del mundo, de la humanidad. Es la hondura que tanta falta nos hace para liberarnos de los vicios que hemos anunciado más arriba.

Otra cosa es que debemos saberlos leer de nuevo con nuevos ojos en cada época y saberlos interpretar para el fin que fueron escritos o simplemente relatados. Es necesario entender los mitos, tratar de comprender el mensaje que nos propone, y aplicarlo en nuestra cotidianidad.

Con el menosprecio de los mitos hemos perdido nuestra propia identidad. ¿A quiénes les interesa conocer los mitos propios de su región? Sólo a algunos pocos de los pueblos originarios y a algunos investigadores, Y sin embargo allí está nuestra historia sagrada, nuestro origen, nuestra identidad. Es importante reconocer y apreciar los mitos, tanto cosmogónicos, como de cualquier otro tipo, porque solo en ellos podemos encontrar nuestro origen, nuestra historia y a partir de ahí conocer el camino y el fin hacia el cual voy.

viernes, 6 de noviembre de 2009

URGENCIA DE RESPUESTAS ESENCIALES de Hna. Evelyn

El hombre en su peregrinar en la tierra se ha visto enfrentado con la necesidad de responder a interrogantes claves que orienten y den sentido su vida. La historia nos enseña que el hombre siempre ha buscado dar respuesta a sus inquietudes más profundas y que para ello se ha valido de muchas y diversas formas, movido todo ello por su afán de descubrir quien en realidad es y hacia dónde se dirige.
De dónde venimos? Cuál es nuestro origen? Son estas preguntas fundamentales que apuntan a la respuesta de aquella otra pregunta, también determinante: A donde vamos? Cuál es mi fin, mi meta?
Es por ello que puedo afirmar sin lugar a dudas, que la concepción o visión del mundo, es decir la postura que asuma el hombre es mucho más que necesario “es vital”, porque todo su existir se orientará desde este estilo único y particular que será la brújula que guiará su despliegue y desarrollo.
Es así que desde muy antiguo el hombre encontró en la religión la respuesta a aquello que buscaba, ya que ésta le proporcionaba la explicación a su origen, le mostraba el camino a seguir a pesar de las dificultades, dándole sentido desde la presencia de un ser superior que lo ayudaba. Esta conciencia de dependencia, es la que nos impulsa a reconocer que el hombre es un ser “religioso” por naturaleza, porque siempre ha tendido hacia “alguien superior” que era el creador y sostén de aquello que existía incluyendo su propia vida. Porque en el hombre surge una interrogante sobre todo lo que realiza, y esta viene a ser la del sentido religioso ¿Qué sentido tiene todo? Y es aquí que se debe reconocer que es un dato que se manifiesta en el comportamiento del hombre de todos los tiempos y que tiende a afectar a toda la actividad humana. Esa tendencia inevitable hacia ese “otro” lo ha mantenido por mucho siglos hasta el día de hoy.
Y hoy en día en la actualidad, el hombre sigue buscando queriendo dar respuesta a todo lo que lo rodea y lo afecta, tratando de encontrar el horizonte a seguir o la razón por la cual todos sus esfuerzos cobran sentido. Teniendo presente que su vida y acciones giraran alrededor de la visión que tenga del mundo y de las respuestas que vaya encontrando, encauzando de esta manera su existencia, otorgándole un estilo único y particular que lo hará diferente de otros y marcara la ruta a seguir para su despliegue y desarrollo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

¿POR QUÉ FILOSOFAR HOY?


Por
Astrid Duque Metrio
Estudiante de Licenciatura en Filosofía y Educación Religiosa
Universidad Católica del Norte


Filosofar en la actualidad muchas veces es considerado una pérdida de tiempo. Y es que vivimos en una sociedad marcada fuertemente por el pragmatismo, interesada solo por lo cuantificable, por aquello que se puede medir y percibir a través de los sentidos. De aquí la razón por la cual al hablar del quehacer filosófico parece que se estuviera abordando un tema totalmente abstracto, aislado de la realidad y sin ninguna aplicación en la vida práctica.

Como señala Pablo Guadarrama , en un mundo como el de hoy, saturado por la aceleración tecnológica, nada tiene de extraño que la dedicación exclusiva a la filosofía sea vista por algunos casi como una extravagancia, o la forma más refinada de ser toda la vida un «muerto de hambre», pues el éxito es medido según parámetros de productividad y no se considera exitoso a alguien solo por su capacidad crítica y o la actitud reflexiva sobre su entorno.

Y es que podría decirse que el hombre de hoy ha sufrido un desplazamiento del ser por el hacer. Sus principales preocupaciones, sus retos, sus esfuerzos, suelen la mayoría de las veces girar en torno a sus múltiples ocupaciones, a su desempeño laboral y a todo aquello que pueda ayudarle a producir más y mejor, en vistas a alcanzar ser alguien productivo para la sociedad.


Pero en esta búsqueda de querer hacer muchas cosas, el hombre de hoy pocas veces se detiene a preguntarse sobre el por qué de aquello que está haciendo, y más aún a preocuparse por el sujeto que está detrás de la acción. Por lo tanto para comprender este pragmatismo del hombre de hoy es necesario empezar por comprender su modo de actuar y reflexionar qué sucede en su interior.

Si se mira alrededor es fácil constatar que el mundo está en crisis, y esta realidad no obedece únicamente al fracaso de las estructuras, a la mala distribución de las riquezas o a la crisis económica mundial que nos aqueja en los últimos años. El mundo está en crisis porque el hombre está en crisis, porque se ha perdido de vista a sí mismo.

Los valores predominantes en la sociedad están íntimamente ligados al deseo desordenado por el poder, el tener y el poseer placer. El hombre no tiene conciencia de sí mismo y de su valor como persona, atrapado por el activismo y la rapidez de un mundo en cambio, no reflexiona sobre su identidad, vive de la inmediatez, y peor aún va siendo cada vez más víctima de una enfermedad que avanza sin que él pueda advertirlo, la enfermedad de la inconciencia.

De este modo vamos cayendo en lo que Luis Fernando Figari denomina una “Dimisión de lo humano”, en donde la dignidad del ser hombre ha sido reducida a la categoría de una cosa o de una función. En tiempos en que se ven tantos desarrollos tecnológicos, - continúa Figari- en que la humanidad cree haber avanzado tanto, el hombre es víctima de un proceso cosificador, sometido a conceptos más propios del mercado o el comercio que de la condición humana, su dignidad y su misión”.

En este contexto no se hace nada raro escuchar como se incrementan cada día las enfermedades de los tiempos modernos, tales como la neurosis, la depresión, la ansiedad, el stress, y que no son más que fruto del desequilibrio del ser humano de hoy. La pérdida de rumbo, la soledad y la frustración son realidades que muchos experimentan en una sociedad masificada, donde todos somos consumidores, y donde pareciera no importar el valor del ser humano como único e irrepetible.

Se hace necesario entonces que el hombre retorne a hacerse las preguntas fundamentales. ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? ¿Cuál es el sentido de mi vida? Estas son respuestas que el hombre no logrará encontrar en la basta red informática por más dominio que tenga de esta, ni desarrollando miles de capacidades para la ciencia, la producción o la investigación. Son preguntas que se albergan en lo más profundo del hombre y que este debe desentrañar a través de la reflexión y de la capacidad de asombro que le ofrecen disciplinas como las ciencias humanas, y entre estas la filosofía.

Es aquí donde retornamos a la pregunta que nos ocupa, ¿Por qué filosofar hoy? Disciplinas como la antropología filosófica, aquella rama de la filosofía que tiene por objeto el estudio del hombre en sí mismo , pueden dar claves fundamentales para que el hombre retorne a su identidad y pueda, en medio de las muchas actividades, reflexionar partiendo de la praxis y llegar a la esencia de su ser.

La filosofía no es un quehacer desencarnado de la realidad, por el contrario, busca encontrar sentido a cada una de las cosas que le suceden al hombre. Cada uno de los acontecimientos cotidianos debería poder llevar al hombre a una reflexión, a poder mirarse a sí mismo en sus actos como en un espejo pues nuestras obras son el reflejo de lo que somos.

A pesar de que los tiempos cambien y los avances tecnológicos crezcan con cada vez mayor velocidad, el hombre siempre seguirá en esencia siendo el mismo, siempre será un ser necesitado de respuestas fundamentales que orienten su vida y le den herramientas para enfrentarse al medio que lo rodea.

Se necesita filosofar hoy porque el hombre necesita respuestas, por que por más que se sumerja en la superficialidad y el inmanentismo nunca dejará de existir en él esa realidad trascendente que lo lleva a necesitar algo más y a clamar por la esencia de su ser y de su existencia, “Yo no digo que merecemos un más allá, ni que la lógica nos lo muestre; digo que lo necesito, merézcalo o no, y nada más. Digo que lo que pasa no me satisface, que tengo sed de eternidad, y que sin ella me es todo igual.”

Así pues, como señala Pieper , probablemente sea necesaria una sacudida para salir de esa posición corriente, “normal” frente al mundo, que domina la jornada de trabajo del hombre; se requiere un poderoso estímulo, un “shock”, para que se ponga siquiera en movimiento la pregunta por el sentido de la totalidad del mundo y de la existencia general, es decir, el filosofar”.

Por eso, siguiendo a Irigaray Soto , “necesitamos volver de nuevo a las raíces, a la verdadera filosofía, a la verdadera sabiduría, que nos aporte resortes realistas, serios, fuertes, fundados en la persona; que forje nuestro criterio, nuestros valores, nuestra personalidad e, incluso, diría, nuestro optimismo. Por lo tanto, ¿filosofía para qué? Filosofía para ser persona, filosofía para vivir.”

CONCLUSIONES

Mientras el hombre tenga capacidad de razonar estará preguntándose por el sentido último de las cosas y al mismo tiempo seguirá experimentando la necesidad de comprender su entorno para poder entenderse a sí mismo, no puede abdicar a su naturaleza de ser un eterno buscador de respuestas. Por lo tanto, a pesar de que la ciencia y la tecnología avancen y el entorno sociocultural del ser humano se transforme, el ser humano seguirá necesitando filosofar; mucho más cuando se enfrenta a una sociedad en crisis, plagada de superficialidad y de irreflexión y donde se corre el serio peligro de perder de vista la propia identidad y el sentido y orientación de la existencia. En conclusión, el hombre de hoy necesita filosofar para no olvidar que es hombre.

BIBLIOGRAFÍA

Antropología filosófica. (on line) Consultado el 27 de octubre del 2009. Disponible en internet en: http://www.liceodigital.com/filosofia/antropo.htm

FIGARI, Luis Fernando. Dimisión de lo humano. En: Páginas de fe. 1 ed. Lima: Fondo Editorial, 2000. p. 67

GUADARRAMA GONZÁLEZ, Pablo. ¿Para qué filosofar? Santa Clara, 10 de enero de 1996; p. 1. Disponible en internet en: http://www.filosofia.org/mon/cub/dt021.htm

PIEPER, Josef. Defensa de la Filosofía. 6 ed. Barcelona: ed. Herder. 1989. p.27.

UNAMUNO Miguel de, Cartas a Jiménez Ilundain. En: Revista de la Universidad de Buenos Aires, Fasc. 9, p. 76.

martes, 3 de noviembre de 2009

El paso del mito al logos- Hna. Beatriz



El hombre desde el inicio, ha venido haciendose diversas preguntas sobre el origen del mundo y de su propia existencia. Ante dichos interrogantes se dio respuesta a través de los mitos, cuyo significado es relato, historia. Valiendose de los mitos, buscó explicar la creación del mundo (mitos cosmogónicos), el origen de los dioses (teotónicos), la aparición del hombre y su origen (antropogónicos), el origen de las plantas, de las cosas, etc (etiolícos), la existencia del bien y el mal (morales), cómo se fundó las ciudades por la voluntad de los dioses (fundacionales) y el fin del mundo (escatológicos).
De esta manera, los mitos fueron importantes, pues sirvió para explicar muchos aspectos del hombre. Esto se ve plasmado a través de la literatura, pues con la narración de historias sorprendentes llamaban la atención y narraban aspectos importantes que permitían entender las formas de pensar, sus orígenes, etc. Es el caso de los griegos, a quienes conocemos por las historias de sus dioses.

Vemos el caso de Homero, en el cual el mito tiene uan significación normativa, incluso cuando es emp
leado como ejemplo o modelo. La tradición del pasado hace referencia a la gloria, elconocimiento de lo grande y lo nombre, no un suceso cualquiera. Los mitos y las leyendas históricas constituían un tesoro de ejemplos y modelos de la nación. De ellos, sacaban sus pensamientos, ideales y normas para la vida. De esta manera, Homero veía la importancia del mito para los griegos, como modelo que siguen en sus vidas, por lo que sus relatos eran históricos y fantasiosos, que entusiasman, como La Iliada y La Odisea.

Pero, los mismos griegos fueron viendo cómo esas historias metafóricas, alegóricas, no les bastaba, pues dieron ese paso del mito al uso de la razón, dandole importancia a la formación, comprendiendo que los conocimientos eran como una fuerza formadora que estaba al servicio de los verdaderon hombres, por lo que encontraban en el logos, la esencia del espíritu. Se puede observar en la posición específica del helenismo, en su organización, en lo artístico, en los escritores, etc. la búsqueda del sentido de la vida, del sentido filosófico. Así, nace la filosofía, de las preguntas del hombre por llegar a la verdad. Así el mito, no pierde su importancia, al marcar los inicios de la historia, y darnos cuenta que permitió que el hombre se hiciera diversas preguntas, aunque sus respuestas no fueran muy racionales, para luego trascender su pensamiento y buscar alcanzar el conocimiento de la verdad. Actualmente, vemos al hombre que continua esa búsqueda de la verdad, pues sigue haciéndose las preguntas fundamentales sobre el origen del mundo y su propia existencia en él.