jueves, 5 de noviembre de 2009

¿POR QUÉ FILOSOFAR HOY?


Por
Astrid Duque Metrio
Estudiante de Licenciatura en Filosofía y Educación Religiosa
Universidad Católica del Norte


Filosofar en la actualidad muchas veces es considerado una pérdida de tiempo. Y es que vivimos en una sociedad marcada fuertemente por el pragmatismo, interesada solo por lo cuantificable, por aquello que se puede medir y percibir a través de los sentidos. De aquí la razón por la cual al hablar del quehacer filosófico parece que se estuviera abordando un tema totalmente abstracto, aislado de la realidad y sin ninguna aplicación en la vida práctica.

Como señala Pablo Guadarrama , en un mundo como el de hoy, saturado por la aceleración tecnológica, nada tiene de extraño que la dedicación exclusiva a la filosofía sea vista por algunos casi como una extravagancia, o la forma más refinada de ser toda la vida un «muerto de hambre», pues el éxito es medido según parámetros de productividad y no se considera exitoso a alguien solo por su capacidad crítica y o la actitud reflexiva sobre su entorno.

Y es que podría decirse que el hombre de hoy ha sufrido un desplazamiento del ser por el hacer. Sus principales preocupaciones, sus retos, sus esfuerzos, suelen la mayoría de las veces girar en torno a sus múltiples ocupaciones, a su desempeño laboral y a todo aquello que pueda ayudarle a producir más y mejor, en vistas a alcanzar ser alguien productivo para la sociedad.


Pero en esta búsqueda de querer hacer muchas cosas, el hombre de hoy pocas veces se detiene a preguntarse sobre el por qué de aquello que está haciendo, y más aún a preocuparse por el sujeto que está detrás de la acción. Por lo tanto para comprender este pragmatismo del hombre de hoy es necesario empezar por comprender su modo de actuar y reflexionar qué sucede en su interior.

Si se mira alrededor es fácil constatar que el mundo está en crisis, y esta realidad no obedece únicamente al fracaso de las estructuras, a la mala distribución de las riquezas o a la crisis económica mundial que nos aqueja en los últimos años. El mundo está en crisis porque el hombre está en crisis, porque se ha perdido de vista a sí mismo.

Los valores predominantes en la sociedad están íntimamente ligados al deseo desordenado por el poder, el tener y el poseer placer. El hombre no tiene conciencia de sí mismo y de su valor como persona, atrapado por el activismo y la rapidez de un mundo en cambio, no reflexiona sobre su identidad, vive de la inmediatez, y peor aún va siendo cada vez más víctima de una enfermedad que avanza sin que él pueda advertirlo, la enfermedad de la inconciencia.

De este modo vamos cayendo en lo que Luis Fernando Figari denomina una “Dimisión de lo humano”, en donde la dignidad del ser hombre ha sido reducida a la categoría de una cosa o de una función. En tiempos en que se ven tantos desarrollos tecnológicos, - continúa Figari- en que la humanidad cree haber avanzado tanto, el hombre es víctima de un proceso cosificador, sometido a conceptos más propios del mercado o el comercio que de la condición humana, su dignidad y su misión”.

En este contexto no se hace nada raro escuchar como se incrementan cada día las enfermedades de los tiempos modernos, tales como la neurosis, la depresión, la ansiedad, el stress, y que no son más que fruto del desequilibrio del ser humano de hoy. La pérdida de rumbo, la soledad y la frustración son realidades que muchos experimentan en una sociedad masificada, donde todos somos consumidores, y donde pareciera no importar el valor del ser humano como único e irrepetible.

Se hace necesario entonces que el hombre retorne a hacerse las preguntas fundamentales. ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? ¿Cuál es el sentido de mi vida? Estas son respuestas que el hombre no logrará encontrar en la basta red informática por más dominio que tenga de esta, ni desarrollando miles de capacidades para la ciencia, la producción o la investigación. Son preguntas que se albergan en lo más profundo del hombre y que este debe desentrañar a través de la reflexión y de la capacidad de asombro que le ofrecen disciplinas como las ciencias humanas, y entre estas la filosofía.

Es aquí donde retornamos a la pregunta que nos ocupa, ¿Por qué filosofar hoy? Disciplinas como la antropología filosófica, aquella rama de la filosofía que tiene por objeto el estudio del hombre en sí mismo , pueden dar claves fundamentales para que el hombre retorne a su identidad y pueda, en medio de las muchas actividades, reflexionar partiendo de la praxis y llegar a la esencia de su ser.

La filosofía no es un quehacer desencarnado de la realidad, por el contrario, busca encontrar sentido a cada una de las cosas que le suceden al hombre. Cada uno de los acontecimientos cotidianos debería poder llevar al hombre a una reflexión, a poder mirarse a sí mismo en sus actos como en un espejo pues nuestras obras son el reflejo de lo que somos.

A pesar de que los tiempos cambien y los avances tecnológicos crezcan con cada vez mayor velocidad, el hombre siempre seguirá en esencia siendo el mismo, siempre será un ser necesitado de respuestas fundamentales que orienten su vida y le den herramientas para enfrentarse al medio que lo rodea.

Se necesita filosofar hoy porque el hombre necesita respuestas, por que por más que se sumerja en la superficialidad y el inmanentismo nunca dejará de existir en él esa realidad trascendente que lo lleva a necesitar algo más y a clamar por la esencia de su ser y de su existencia, “Yo no digo que merecemos un más allá, ni que la lógica nos lo muestre; digo que lo necesito, merézcalo o no, y nada más. Digo que lo que pasa no me satisface, que tengo sed de eternidad, y que sin ella me es todo igual.”

Así pues, como señala Pieper , probablemente sea necesaria una sacudida para salir de esa posición corriente, “normal” frente al mundo, que domina la jornada de trabajo del hombre; se requiere un poderoso estímulo, un “shock”, para que se ponga siquiera en movimiento la pregunta por el sentido de la totalidad del mundo y de la existencia general, es decir, el filosofar”.

Por eso, siguiendo a Irigaray Soto , “necesitamos volver de nuevo a las raíces, a la verdadera filosofía, a la verdadera sabiduría, que nos aporte resortes realistas, serios, fuertes, fundados en la persona; que forje nuestro criterio, nuestros valores, nuestra personalidad e, incluso, diría, nuestro optimismo. Por lo tanto, ¿filosofía para qué? Filosofía para ser persona, filosofía para vivir.”

CONCLUSIONES

Mientras el hombre tenga capacidad de razonar estará preguntándose por el sentido último de las cosas y al mismo tiempo seguirá experimentando la necesidad de comprender su entorno para poder entenderse a sí mismo, no puede abdicar a su naturaleza de ser un eterno buscador de respuestas. Por lo tanto, a pesar de que la ciencia y la tecnología avancen y el entorno sociocultural del ser humano se transforme, el ser humano seguirá necesitando filosofar; mucho más cuando se enfrenta a una sociedad en crisis, plagada de superficialidad y de irreflexión y donde se corre el serio peligro de perder de vista la propia identidad y el sentido y orientación de la existencia. En conclusión, el hombre de hoy necesita filosofar para no olvidar que es hombre.

BIBLIOGRAFÍA

Antropología filosófica. (on line) Consultado el 27 de octubre del 2009. Disponible en internet en: http://www.liceodigital.com/filosofia/antropo.htm

FIGARI, Luis Fernando. Dimisión de lo humano. En: Páginas de fe. 1 ed. Lima: Fondo Editorial, 2000. p. 67

GUADARRAMA GONZÁLEZ, Pablo. ¿Para qué filosofar? Santa Clara, 10 de enero de 1996; p. 1. Disponible en internet en: http://www.filosofia.org/mon/cub/dt021.htm

PIEPER, Josef. Defensa de la Filosofía. 6 ed. Barcelona: ed. Herder. 1989. p.27.

UNAMUNO Miguel de, Cartas a Jiménez Ilundain. En: Revista de la Universidad de Buenos Aires, Fasc. 9, p. 76.

5 comentarios:

  1. Estoy muy de acuerdo con tu aporte, me hizo recordar una vez más la realidad tan simple en la que estamos viviendo, y como ésta nos comsume casi sin darnos cuenta.
    Como es posible que el hombre viva para hacer y no para ser? lamentablemente casi la totalidad de las personas cometemos ese mismo error, caemos en el consumismo y en el afan de hacer y tener olvidandonos de lo que realmente nos constituye como persona.

    Es increible, como una persona es capaz de pasarse toda su vida trabajando, y no dedicar tiempo a compartir con las personas que mas ama, ni a costruirse como persona. El filosofar continuamente hace enrriquecedora la vida, y le dá un verdadero sentido a nuestra existencia.

    ResponderEliminar
  2. MI APORTE - EXON VILLALOBOS

    Yo pienso dar mi opinión de la siguiente manera:

    “Lo característico de la sociedad moderna es precisamente la mercantilización general de la vida, la conversión de toda realidad en mercancía”. Karl Marx y es así como nuestra compañera creo que piensa, pues critica la vida que lleva el hombre en su actualidad y que el reflejo de dicha verdad esta en el pasado “historia” y esta sociedad que se caracteriza por tratar al ser humano como una mercancía o como si importara más el derecho de poseer el cual reduce sus sentido al “sentido del tener” y apoyo el aporte de mi compañera porque lo que nos dice es una verdad real y que vivimos día a día.

    ResponderEliminar
  3. Que quisite decir con "enfermeda de la inconciencia

    ResponderEliminar
  4. Excelente explicación, la verdad es que tenemos que valorarnos por lo que somos y no por lo que hacemos. Generalmente la gente respeta a las personas que hacen cosas, pero ¿no pueden valorarlas por el simple hecho de que son seres humanos? esa es una verdad que pasa en la sociedad, la gente a perdido el aprecio a los demás, solo les importa que pueden hacer los demás por ellos.

    ResponderEliminar
  5. Excelente explicación, la verdad es que tenemos que valorarnos por lo que somos y no por lo que hacemos. Generalmente la gente respeta a las personas que hacen cosas, pero ¿no pueden valorarlas por el simple hecho de que son seres humanos? esa es una verdad que pasa en la sociedad, la gente a perdido el aprecio a los demás, solo les importa que pueden hacer los demás por ellos.

    ResponderEliminar